Estoy viendo mi lista de entrenamiento de voz, el dolor en la espalda provocado por un órgano débil ha parado un poco. ¿Será el chocolate caliente que acabo de tomar? Hace 2 horas me costaba respirar, pero como siempre mi mente se inclinaba a pensar que era por el cabello húmedo luego de la ducha.

Le puse pausa a la playlist porque inevitablemente escroleada en el celular. Veo que la página del horóscopo semanal ya publicó lo de la nueva semana. Reparo en que ya es domingo por la noche. Lo leo con ansias, aunque ni siquiera me crea lo que dicta para mi signo, pienso que me divierte leer un intento de predicciones para mi vida de los siguientes 7 días.

Me dice que debo elegir, que debo parar de hacer mil cosas a la vez porque termino agotada y corriendo en círculos. Dice que tengo que profundizar y no andar volando para todos lados. Me causa gracia. Quisiera que me dijera algo como «ve a consulta otra vez, no lo dejes pasar». Es que ya les digo… la vista que gané cuando estuve en esa máquina de tomografías fue llamativa. Una cara sonriente y una triste, se encendía una por una en el proceso, una voz robótica me pedía que respire y contenga el aire en mis pulmones 3 veces. Luego un disco con muchos engranajes y piezas a la altura de mi frente giraba rápidamente de izquierda a derecha [o al revés]. El sonido me puso un poco nerviosa, pero en realidad yo estaba en blanco por dentro. En un minuto de distracción pensé que esa vista sería genial para la portada de una canción.

La persona de la máquina me preguntó por qué estaba ahí. Intenté comentarle un poco sobre la mala suerte que tengo. Y ahora con este descarte que aún no termina lo creo más. Odio este dolor en la espalda.

Mi playlist sigue en pause y el silencio me molesta. He girado la cabeza a la izquierda y ahí están mis resultados, son reales. Pero aún no he ido a la nueva consulta. Las colas han sido largas y no encontré cupo el sábado. Ni modo, esperaré hasta el martes.

Vuelvo a poner play en YouTube.