PALOMAS Y RATAS

El sonido de un auto pasando veloz mientras lustra la pista del frente de mi balcón ya no es muy frecuente. Mejor dicho, es aislado. Quisiera que el mundo se quedara así, pero a cambio de esto muchos otros inocentes también sufrirían.

Siempre hay un precio que pagar. Hasta los deseos más remotos tienen un precio.

Nos han enjaulado 15 días más. Y yo estoy distraída con las aves de mi árbol [digo mío, aunque sé que no lo es]. Sean cuantos sean los pajaritos diminutos y pechugones que hoy están ahí, están de fiesta y celebran todo el día. Puedo oírlos también de noche. Los escucho a cualquier hora, durante mis insomnios y dentro de mis sueños.

Los gatos y gatas andan toda la noche, la noche es más grande ahora, y andan cada vez más lejos de sus techos, en las calles, se apropiaron del barrio, conquistaron todo el espacio de sobra que tienen ahora, no extrañan a los perros para nada. Los perros salen solos al parque cuando todavía hay luz, de noche para ellos también es peligroso [decimos los humanos], van y vuelven minutos después por voluntad propia a sus jaulas, como lo bien domesticados que están. Aman sus cadenas y a sus humanos.

Hace años cuando estuve muy lejos de aquí [con M], me encantaba caminar, caminar a casa, caminar a la zona comercial y volver caminando a casa, y bueno, a veces robaba el bus [es decir, no pagaba el ticket], amaba caminar de vuelta a casa donde el camino se iba llenando de más árboles, todos grandes, altos, todos frescos, ninguno parecía que moriría en 300 años siquiera.

Habían árboles cercanos unos a otros y sus aves solían estar de fiesta desde antes que se iluminara esa parte del mundo. Entonces cada día que estuve ahí, no hizo falta un despertador. estaban ellos. M me decía, «no entiendo por qué gritan tanto, ¡que hablen por whatsapp! todo el día en tanta bulla…». Y yo me reía de la forma más real en que alguien puede reírse. Como alegrándome de la existencia de otro.

Salgo al balcón a las 4 pm, el sol está cruzando la calle, ahora mi parte está en la sombra, ya no me abraza el calor. Veo solo 1 paloma rebuscando en las vereda del frente. No hay mucha comida botada en los suelos estos días. De pronto recuerdo que no he visto palomas en las últimas semanas. ¿Dónde están las palomas? ¿Será que sabían lo que pasaría y empezaron a moverse? ¿empezaron a viajar? Tengo ahora mismo un deseo gigante en el pecho, deseo que estén bien, por favor. Nunca ha sido justo para ellas, vivir de los desperdicios, perder sus territorios, ser degradadas a ratas con alas, cuando ni siquiera las ratas son malas. Solo son otra especie a la que también le hemos quitado todo, hasta su nombre para renombrarlas de la peor manera con el mismo nombre. Deseo que esta sea su oportunidad de recuperar algo de todo lo perdido. Lo deseo.

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